miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un poquito más de...


Salvador Dorado, decano de los capataces de Sevilla, nació en Triana, y recibió, de manos de la hermandad de Los Estudiantes, un martillo de oro, como recompensa a su esfuerzo y dedicación en los pasos. 


Trabajaba como obrero del muelle y era conocido como “El Penitente”. La razón era que  provenía de la frase Pan y Aceite, que al no saber pronunciarla un tío suyo de pequeño, decía: paitente. Desde entonces todos sus tíos fueron los Paitente, pero Salvador jamás ejerció de penitente.  

Salvador decía que la Semana Santa de antes era más que la de ahora. Bajo el paso había que tener más poderío y echar, al menos, el doble de coraje. Sus palabras eran: "Ahora los pasos están aligerados y el peso no es el mismo. Además, antes las calles estaban en otro estado, el firme era muy malo y uno no se podía descuidar ni un momento. Y el tendido eléctrico: con los crucificados había que echarse a tierra con tal de esquivarlo. Antes se exigía más que ahora".Asimismo, se mostraba en contra ante el tema de la participación de las mujeres tanto debajo de los pasos como en juntas de gobiernos.

Tuvo una vida muy dura, ya que empezó a trabajar en los tejares de Triana, con sólo diez años, para trabajar como cargador en el muelle unos años después. Como costalero debutó antes de los 16, sacando siete pasos en Semana Santa, y sin dejar de trabajar en el muelle.

Su valentía; os la cuento, en una anécdota. Viernes Santo de 1943, un tranvía choca contra el paso de la Virgen de la O, y algunos costaleros resultan heridos. Para permitir la salida de estos compañeros, Salvador, que iba debajo del paso, intentó aguantar firme, hasta herirse los riñones.

En el año 1972, cuando todos los pasos contaban con cuadrillas profesionales, Salvador dirigió la cuadrilla de la Hermandad de Los Estudiantes, formada por hermanos cofrades. También, se hizo cargo de otras cuadrillas, como las Siete Palabras, El silencio...


No hay comentarios:

Publicar un comentario